Todo aquel que tenga niños sabe que ellos representan uno de los motores de compra más relevantes, más transversales y más importantes del panorama actual.
El marketing infantil como tal está formado por dos públicos objetivos: los padres y su familia, incluyendo amigos, tíos, abuelos y los propios niños y preadolescentes. En consideración a esto, el mercado infantil de los menores se clasifica entre lo que se consideraría “primera infancia”, de 3 a 6 años; segunda infancia, de 7 a 9 años, y tweens, de 9a 11 años. Es esta heterogeneidad lo que hace “complicado” establecer estrategias homogéneas para ellos.
Por eso, saber qué les gusta, qué hacen, cómo consumen y cómo se relacionan, en función de cada grupo de edad, es tan importante para enfocar las futuras campañas a realizar por las marcas y/o instituciones.
Actualmente por su notable exposición a los medios y a la publicidad, ahora los niños son capaces de dominar Internet hasta tal punto que se convierten en prescriptores de compras para sus propios padres, asesorándoles sobre qué productos añadir al carro de la compra en el supermercado o, incluso, qué móvil o coche adquirir.
Estás nuevas generaciones comparten ciertas características que, indiscutiblemente, toda marca ha de tener en cuenta en su relación con ellos, y debemos adaptar nuestras estrategias a ellos según nuestro sector.